Tal vez sea porque soy tu guardián, porque cuido de ti aunque tú no lo sepas. Siempre ha habido una parte de mí que pensaba que debía velar por algo o alguien. Y desde que te conocí no pasa un día en que mi recuerdo no te invoque. No hay una sola noche en que las alas de mi alma no se desplieguen para abrigar con sus plumas tu recuerdo, tu imagen.
Tengo la espalda fortalecida de planear por la blancura de tus techos. Desde allí velo por ti tanto en las noches de descanso como en las de insomnio. Aunque no me veas, aunque sólo me intuyas.
Das un sentido al batir de mis alas. Das un motivo para desplegarlas. Eres razón y objeto, destino y camino.
Vuelvo a mover mis hombros. El dolor aflora de nuevo, pero cuando se me dibuja tu cara se esfuma como volutas de humo en el aire.
Das un sentido al batir de mis alas. Das un motivo para desplegarlas. Eres razón y objeto, destino y camino.
Vuelvo a mover mis hombros. El dolor aflora de nuevo, pero cuando se me dibuja tu cara se esfuma como volutas de humo en el aire.
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