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Ciudad Idilio


No existen mapas para llegar a ella. No hay un camino definido para alcanzar sus calles. Sin embargo, existen infinidad de formas de acabar en Ciudad Idilio.

Las calles de Idiliópolis, como la llaman algunos de sus habitantes, están formadas por el anhelo colectivo. Sus avenidas producen en el visitante una sensación de dèjá vu puesto que la mayoría de los lugares que la conforman han aparecido en alguno de sus sueños. Encrucijadas de ensoñaciones recurrentes, personajes oníricos que nos acompañan a lo largo de una noche. Todos esos sitios y seres conforman la ciudad del idilio.

Es fácil dejarse perder por sus calles. No hacen falta callejeros y, aunque se necesitaran, tampoco existen. Para moverse por esta ciudad sólo hace falta guiarse por la intuición. Únicamente hay que fijarse en los detalles de su prosa. En los nombres de sus plazas, de sus avenidas y paseos, pues en Ciudad Idilio los habitantes son pragmáticos y bautizan a los lugares con nombres que los identifican.

Si te adentras en la Calle del Olvido se te pasarán las penas. Si paseas por la Alameda de la Luz, una fuente cálida abrigará tus pasos iluminándolo todo incluso en días lluviosos. Cada avenida tiene su historia resumida en la placa que la nombra en cada esquina.

Cada rincón de la ciudad existe porque alguien alguna vez en algún sitio la ha imaginado.

Ciudad Idilio tiene carreteras, pero no hay forma de llegar en coche. También tiene estación de tren y aeropuerto a las afueras, sin embargo, no hay manera de encontrar tren o avión cuyo destino sea Idiliópolis. Las malas lenguas dicen que están puestos para que los habitantes puedan escapar cuando se cansan de que las casas, parques y avenidas se comporten al pie de la letra de sus nombres. Otros dicen que son la puerta de acceso a la ciudad para quienes ya estuvieron una vez y quieren volver.

Estas líneas tan solo recogen una pequeña parte de las historias que alberga en sus calles la ciudad que todos compartimos cuando soñamos. Bienvenidos a Ciudad Idilio.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

wooow se me han abierto los ojos como platos, atenta a cada una de tus palabras, me encanta...
¡qué bien! Bien hallado queridiño.