Sea como fuere, y hasta donde yo sé, en esta avenida siempre han vivido los relojeros y orfebres más renombrados de la ciudad y el lucro lo han obtenido a partir de su trabajo y no con artimañas de adivino ambulante.
El caso es que, por una razón u otra, esta avenida tiene la peculiaridad de mostrarte números. Cifras aparentemente sin sentido que algunos iluminados están convencidos de que significan algo. Pueden aparecer de las formas más diversas, pero casi todos coinciden en que su significado es claro: son cuentas de segundos.
Un conocido vecino de Idiliópolis llamado Antonio Tasco, por ejemplo, asegura que cada vez que pasa por esas aceras su reloj digital le muestra la cantidad de tiempo que ha pasado a lo largo de su vida atrapado en atascos. Se ha visto a melancólicos enamorados y desenamorados merodear por los alrededores esperando encontrar una cifra que les diga cuánto tiempo les queda para estar con su amor. Por allí circulan ludópatas obsesionados por dar con la combinación ganadora de su juego de azar favorito o, al menos, con la cantidad de tiempo que les resta para encontrar, por otros medios, dicha combinación.
El problema es que si no tienes la cabeza muy clara, esta calle puede alborotarte; Tienes que estar muy concentrado en la cuenta que quieres que te sea desvelada. O, al menos, eso dicen. Puede ocurrir que circules con la sana intención de averiguar, por ejemplo, cuanto tiempo falta para que ocurra alguna cosa y, si por una de esas, te viene a la mente que hace mucho que no ves a tu amigo del alma, la cifra que aparece como una especie de fuego fatuo puede representar la de tu cuenta atrás o bien la del lapso de tiempo pasado desde la última vez que viste a ese amigo.
Uno no termina de saber si tomar por ciertas esas cifras puesto que, casi con toda seguridad, aparezca la cifra que aparezca danzando como fuego flamígero (al menos a mí me aparecen así), se corresponderá con alguna cantidad de tiempo: el pasado desde la última vez que viste un relámpago en el cielo, o que miraste con deseo a una mujer o el que falta para que te venga la próxima factura de teléfono.
Quizás ése sea uno de los encantos de la calle. Nadie pone en duda el hecho de que los números fantasma aparecen ante los ojos de los transeúntes de la Avenida de los Contadores (hay crónicas que narran que en siglos pasados se aparecían en forma de números romanos, o sea que esto viene sucediendo desde tiempos inmemoriales), lo que no está tan claro es porqué ocurre y qué significan cada una de las cifras. Tal vez sea mejor así. A veces es preferible vivir con la tranquilidad que da la imprecisión del tiempo, que se hace largo cuando te asedia el tedio y pasa volando como el zumbido de un zángano cuando más estás disfrutando.
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