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Mantas

Hoy hace frío y las mantas tiritan de soledad. Algunas están estiradas y pulcramente dispuestas en las camas. Otras están arrugadas formando un ovillo. Todas ellas están heladas, deseando que un cuerpo cálido se cubra con ellas. Se han pasado todo el día a solas y a expensas del aire frío de estos días que se tornan noche a partir de las cinco. Y ahora que la aguja de las horas vuelve a acercarse a su zenit, las mantas se regocijan ante la idea de que alguien se envuelva en su interior, esparciendo su aroma y su calidez. Alguien que propague su suave calor a una pieza que sólo sabe dar abrazos. Hace frío, pero cuando cae la noche las mantas se alegran de tener a quién calentar.

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