Este post debe leerse con una canción de Madeleine Peiroux de fondo… This is heaven to me…
http://www.lastfm.es/music/Madeleine+Peyroux/_/This+Is+Heaven+to+Me?autostart
ó
Estaba sentada en su rincón favorito del Café Trípoli. Se levantó lentamente sin poder evitar escuchar a dos mujeronas emperifolladas y recubiertas de pieles y joyas como si no hubiera nada debajo de toda esa parafernalia. Hablaban mal de alguien que no estaba presente. Ella les sonrió educadamente y salió del café al frío de la tarde de noviembre.
Se puso su gorro de lana gris, se apretó el abrigo contra el pecho y salió contenta a la calle. No sabía a qué se debía, pero todo le arrancaba una sonrisa. Una niña que protestaba porque quería el traje de Cenicienta que había visto en el escaparate de la tienda de disfraces de Morris Soto, un perrillo juguetón que había enredado su correa entre las piernas del joven que lo paseaba, un señor serio y obtuso esperando en la parada del autobús que se puso a hacer carantoñas a un bebé que miraba estupefacto y no sabía si reír o llorar.
El autobús se detuvo y ella entró sonriendo. El conductor le devolvió la sonrisa. La gente iba seria, gris, mirando a ningún sitio dentro del bus. Miraban la hora deseando llegar a sus destinos. Miraban las luces de fuera sin verlas. Y ella los veía a todos ellos y se sentía dichosa. No los compadecía. Tampoco los envidiaba. Sólo se sentía bien y pensaba que todos ellos podrían estarlo también. Que la felicidad no está en ningún sitio y también puede encontrarse en cada pequeño gesto.
Presionó el botón de parada. El autobús se detuvo. Antes de bajar se despidió de una niña junto a la salida que llevaba un globo de un ratón cabezudo con orejas negras y parabólicas. La niña le devolvió el gesto con la mano y balanceó con alegría unas piernecitas que todavía no alcanzaban al suelo.
Avanzó hacia su portal, deshilvanando un pensamiento que la hizo sonreír de nuevo. A lo mejor ése es el secreto que explica por qué se siente tan bien. A lo mejor es tan sencillo como volver a ver las cosas como cuando éramos niños. Como cuando no llevábamos reloj y el futuro no nos importaba porque quedaba muy lejos. A lo mejor es tan fácil como aprender a disfrutar de lo que ocurre ahora mismo sin estar pendientes de qué ocurrirá a continuación.
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1 comentarios:
seguro que sí, habrá que volver la mirada atrás y sonreir sin años.
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